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domingo, 14 de abril de 2013

Los Gatos de Madrid.


No sé si lo sabéis..., pero a los genuinos y genuinas, a los auténticos y auténticas, a los castizos y castizas, nacidos y nacidas en Madrid generación tras generación, nos llaman "gatos...., o gatas"...., ¡¡según corresponda, claro está¡¡. ¿Sabéis por qué?...

Os voy a contar la leyenda :

Allá en el año 852, Muhammad I, hijo de Abderramán II, fundó la villa de Magerit (actual Madrid). Construyó una fortaleza amurallada que controlaba todo el valle del Manzanares y la Sierra de Guadarrama. Dentro de esa muralla se ubicaría la almudaina o ciudadela, y una pequeña mezquita. Hoy solo nos quedan unos pocos restos repartidos por la zona de la Catedral de la Almudena.



La muralla de Magerit era sólida y prácticamente inexpugnable, por supuesto contaba con altas torres cuadradas de corte árabe, la fortaleza contaba con tres puertas de acceso altamente vigiladas, las conocidas actualmente como puerta de la Vega, la del Arco de Santa María y la de la Sagra. 

La Puerta de la Vega estaba situada en el entorno de la actual Cuesta de la Vega. Se demolió y reconstruyó en 1708. En 1820 fue sustituida por un portillo de madera que se derribó definitivamente hacia 1870.




El Arco de Santa María, llamado así por estar cerca de la iglesia de Santa María de la Almudena, estaba situado aproximadamente en la actual calle Mayor, frente a la calle del Factor, siendo derribado en 1570.

Así pudo ser la principal calle del Madrid musulmán, entre las puertas de la Vega
y la que los cristianos luego llamaron Arco de Santa María

La Puerta de la Sagra estaba situada frente a lo que hoy es la Plaza de la Armería. Luego, tras la primera ampliación cristiana, estuvo situada en algún punto de la confluencia de la calle Bailén con la Plaza de Oriente.



Hubo muchos intentos por conquistar Madrid, la primera vez fue en 924 al mando del conde Fernán González. Más tarde, en 968 Ramiro II de León dejó bastante dañada la fortaleza y por esta causa el califa Abderramán ordenó fortificar Madrid.




Un día de mayo de 1085, las tropas del rey Alfonso VI de Castilla se acercaron a Magerit con ánimos de conquista. Al amanecer llegaron las tropas a la Puerta de la Vega, fue en silencio para no despertar al enemigo, ya que la estrategia era pillarles por sorpresa. Sin embargo, de repente, uno de aquellos soldados se separó de su regimiento y cuchillo en mano comenzó a trepar por la alta muralla, hincando la daga por las juntas de los sillares de piedra. Subió tan ágilmente, con tanta facilidad, y casi sin esfuerzo que todos empezaron a decir que parecía ¡¡un gato!!. 


Cuando comenzó la lucha el joven ya había superado la muralla corriendo hacía el torreón mientras sus compañeros sitiaban la puerta de entrada a la fortaleza, el muchacho cambió la bandera árabe por la enseña cristiana, de nada habían servido los altos muros contra la agilidad y decisión de aquel "gato". 



Desde aquel día, el joven y sus "descendientes" tomaron ese sobrenombre en memoria de esta hazaña y por esa razón a los habitantes de la Villa de Madrid, se les menta con el nombre de este ágil felino.



Supongo que muchos sabréis esta "historia-leyenda", pero para los que no, he querido contaros (como gata que soy), el origen de este sobrenombre que llevamos los madrileños, y madrileñas.